La educación por televisión vive un auge por la pandemia del coronavirus
Por Benjamin
Mueller y Mitra Taj
17 de agosto de 2020
En las regiones donde el acceso a internet es limitado
se está recurriendo a tecnología menos actual para llegar a los estudiantes.
Esa opción de educación remota también podría ser útil en los países más ricos
que se han centrado en las clases en línea.
En un barrio pobre en una ladera de Lima, Perú,
la jornada escolar de Delia Huamani no comienza con el bullicio de los
compañeros de clase, sino con el destello de un televisor. Como las
instalaciones de las escuelas están cerradas indefinidamente, ella recibe sus
lecciones en casa, de la recién estrenada biblioteca de programas educativos
que el país ha producido.
Como sustituto, está lejos de ser perfecto.
Delia, de 10 años, dice que sus padres no pueden pagar libros —echa de menos
leer sobre animales en la biblioteca de la escuela— y no tiene a nadie que
revise su trabajo. Se apoya en su amiga Katy Bautista, de 12 años, a quien le
gustaría pedirles a los presentadores de televisión que disminuyan la velocidad
durante las lecciones difíciles.
“Cuando recogemos [la comida] en la olla común
acá, hablamos y nos explicamos”, dijo Delia sobre Katy recientemente. “Y a
veces ella me explica y yo no le explico nada, pero ella sí me explica y por
eso es buena amiga”.
Sin embargo, a pesar de todas sus limitaciones,
la educación televisada tiene una enorme ventaja para Delia, Katy y muchos más
de los mil millones de niños en todo el mundo que están fuera de las escuelas
por la pandemia del coronavirus: puede llegar a ellos.
En los países ricos, los debates sobre cómo
impartir educación de forma remota se han centrado en cómo hacer que las clases
en línea sean atractivas e interactivas. Pero esa conversación es pura fantasía
para muchos de los estudiantes del mundo, incluidos millones de alumnos en
países ricos, que no tienen conexiones de banda ancha ni computadoras.
Después de décadas de relevancia en declive
frente a una fuerte inversión en el aprendizaje por internet, la televisión
educativa vuelve a experimentar un auge. Los educadores y los gobiernos de
lugares dispersos por todo el mundo, desesperados por evitar un revés a largo
plazo para toda una generación de niños, recurren a tecnología más antigua.
Y están recurriendo al encanto y el glamur de los actores y
presentadores de noticias conocidos localmente, así como a los maestros, para
tratar de mantener la atención de los estudiantes desde el preescolar hasta la
secundaria. Dicen que prestan atención a la lección fundamental de la era de
YouTube: cuanto más corto y llamativo, mejor.
“Idealmente, uno tendría computadoras portátiles
y todas estas cosas súper sofisticadas en casa”, dijo Raissa Fabregas,
profesora de economía y asuntos públicos en la Universidad de Texas en Austin,
quien ha estudiado la televisión educativa en México. “Pero si no los tienes,
esto es mejor que nada”.
Los expertos dicen que si bien
las lecciones de televisión no son tan valiosas como interactuar con maestros y
otros estudiantes en línea, las transmisiones educativas pagan dividendos por
el progreso académico de los niños, su éxito en el mercado laboral e, incluso,
su desarrollo social.
Para hacer que las lecciones sean menos pasivas
y más efectivas, muchas de las que se transmiten ahora usan todas las
herramientas de los estudios profesionales: platós agradables a la vista, guionistas,
animaciones 3D, tomas con varias cámaras, gráficos e incluso aplicaciones para
teléfonos inteligentes.
En Estados Unidos, donde la educación varía
mucho porque se maneja a nivel local, algunos lugares han prestado poca
atención al desarrollo del aprendizaje a distancia y se han centrado en cambio
en un esfuerzo infructuoso para reabrir escuelas. Otros han
trabajado duro para desarrollar programas ambiciosos en línea. Pero eso es
inútil para los cuatro millones de escolares que no tienen
acceso a internet en casa, una dificultad especialmente prevalente entre los estudiantes negros,
latinos e indígenas.
La televisión promete ser un
complemento de bajo costo para la educación en línea y un sustento para
estudiantes con pocos recursos. Existe un vasto catálogo de programación
educativa, pero los analistas dicen que, en su mayoría, quienes hacen las leyes
han perdido la oportunidad de hacer uso de ella.
“¿Cuántos padres en este momento tratan de descubrir
cómo pasar el día mientras sus hijos solo están viendo la televisión o el
iPad?”, dijo Melissa S. Kearney, profesora de economía de la Universidad de
Maryland, quien ha publicado una investigación sobre Plaza Sésamo.
“Podríamos hacer mucho bien sin las personas que están en una posición de
confianza con esas familias pudieran mostrarles algo de ese contenido
positivo”.
Desde marzo, muchas partes del mundo han recurrido a la educación
televisada, con una variedad de estrategias. Los programas van desde
grabaciones de lecciones en el aula hasta caricaturas educativas, y desde
esfuerzos locales hasta nacionales. Algunos se enfocan en un grupo de edad,
mientras que otros, como en Perú, han adaptado el plan de estudios nacional
para todos los grados.
Muchas partes de China ofrecen una combinación
de clases en línea y televisadas, pero la provincia de Sichuan decidió
transmitir todas sus lecciones por televisión porque el gobierno
dijo que le preocupaba que los estudiantes pasaran demasiado tiempo en sus
computadoras.
En Tanzania, Ubongo, una organización que
realiza dibujos animados educativos populares dirigidos tanto a los
niños más pequeños como a los padres, decidió ofrecer sus programas
de forma gratuita a las estaciones de televisión de toda África.
“Fuera de África, ha habido un
impulso para el aprendizaje basado en internet”, dijo Cliodhna Ryan, directora
de educación en Ubongo. “Pero en la mayoría de los países africanos, la mayoría
de los niños simplemente no tienen ese acceso. Al final del día, la mejor
herramienta educativa que alguien tiene es la que ya está en su poder”.
NJTV, la estación de televisión pública de Nueva
Jersey, en Estados Unidos, comenzó a trabajar con el sindicato de maestros de
ese estado para producir programas escolares después de enterarse de que
300.000 de los niños del estado no tenían internet, dijo John Servidio, gerente
general de la estación.
Al final, más de 200 profesores grabaron lecciones desde sus propios hogares. Algunos eran
claramente de baja tecnología, pero un profesor usó la colcha de su gato para
construir un estudio de pantalla verde. Desde abril hasta que terminó el año
escolar, los grados de tercero a sexto tuvieron
todas las mañanas una hora de programación en la estación.
“Una estación comercial nunca
sería capaz de apoyar esto”, dijo Servidio.
En Indonesia, también, la pandemia ha ayudado a
revivir una red de televisión estatal que había estado perdiendo muchos
espectadores por las estaciones privadas y Netflix. En un país donde casi un
tercio de las personas no están conectadas a internet, la red estatal TVRI
comenzó a transmitir en abril Belajar Dari Rumah (Estudiar desde casa)
para niños de todas las edades.
Los padres no han sido del todo receptivos.
Muchos indonesios, por ejemplo, dicen que ellos mismos no tienen la educación o
el tiempo suficientes para asumir responsabilidades de enseñanza en casa.
Muchos exigen que se vuelvan a abrir más escuelas, a pesar de que solo una
parte del país se ha considerado segura para las clases presenciales.
En Brasil, los funcionarios sacaron provecho del
trabajo del Centro de Medios Educativos de Amazonas, que se fundó en 2007 para
brindar lecciones televisadas a 300.000 estudiantes en áreas remotas. Desde que
la pandemia del coronavirus llegó, los programas se han expandido a varios
estados brasileños, los educadores los han adaptado a diferentes culturas y
estilos de enseñanza. Más de 4,5 millones de niños los han visto, según el
centro.
“Esta herramienta se
fortaleció por la necesidad de llegar a un mayor número de personas y tener un
mayor alcance, pero no se va a detener ahí”, dijo Wilmara Messa, directora del
Centro de Medios Educativos de Amazonas, que tiene un equipo de producción de
60 personas.
Los analistas dicen que es demasiado pronto para
saber cuán efectiva ha sido la educación televisada durante el confinamiento,
pero hay evidencia dispersa de que los esfuerzos anteriores han sido efectivos.
En México, un programa de larga
duración de transmisión de lecciones a estudiantes en áreas rurales
llevó a los niños a permanecer en la escuela por más tiempo y ganar más cuando
llegaron a la adultez. La profesora Kearney y un colega descubrieron que los
niños en Estados Unidos con acceso a la programación de Plaza Sésamo tenían más probabilidades de estar en un nivel de grado apropiado para
su edad.
Para resolver el mayor inconveniente del
aprendizaje televisado —la falta de interacción y retroalimentación de los
maestros— algunos lugares han diseñado formas para que los maestros monitoreen
el progreso de los estudiantes. Muchos de ellos dependen de los teléfonos
celulares, que son mucho más comunes en las regiones pobres del mundo que las
conexiones de banda ancha, aunque incluso el acceso a un teléfono puede ser una
barrera.
“Los estudiantes ven la
televisión y tenemos un profesor en la pantalla y otro al lado a cargo de los
comentarios que llegan a través de la sala de chat”, dijo Sabrina Emanuela de
Melo Araujo, profesora de biología de secundaria.
Ubongo, la productora de dibujos animados con sede en Tanzania, ha
combinado sus programas con una aplicación para teléfonos inteligentes que
ofrece apoyo a padres y estudiantes. Y los profesores y estudiantes de todo el
mundo utilizan servicios de mensajería como WhatsApp para estar en contacto.
Perú, una nación pobre con 32 millones de
personas, ha sufrido uno de los peores brotes de
coronavirus del mundo, con un recuento oficial de más de 500.000 casos y 25.000 muertes, cifras que, según los
expertos, no capturan el número real.
En un país donde solo el 15 por ciento de los
estudiantes de escuelas públicas tiene acceso a una computadora en casa, las
lecciones transmitidas por televisión se han convertido en el modo de
aprendizaje dominante durante la pandemia. En una encuesta del gobierno en
junio, tres cuartas partes de los padres dijeron que sus hijos usaban los
programas televisados, en comparación con una cuarta parte que usaba la
educación en línea del gobierno. Casi todos enviaron tareas a los profesores a
través de WhatsApp.
Las primeras transmisiones abordaron temas
relacionados con los virus, como la buena higiene y evitar la desinformación.
Los más recientes han combinado lecciones tradicionales con giros hechos para
la televisión: para una clase de matemáticas de la escuela secundaria, un
maestro real llama para corregir la comprensión defectuosa de las estadísticas
de un presentador.
“Es ventajoso para los estudiantes que han
desarrollado su capacidad de aprender solos”, dijo Heli Estela, maestro de
secundaria en la región andina de Cajamarca, en el norte de Perú. “Y tenemos
estudiantes así, que por sí solos se encaminan, pero no son muchos”.
Ha visto el esfuerzo tropezar, repetidamente. Al
principio de la pandemia, dijo, pagó a su proveedor de internet más de cien
dólares para instalar una antena porque su propia conexión era muy lenta.
Estela envía mensajes a los estudiantes a través de WhatsApp para complementar
las lecciones de radio y televisión, pero tratar de explicar los conceptos
individualmente ha sido difícil.
En un distrito donde muchos padres son agricultores de subsistencia,
algunos de sus 47 alumnos han perdido el acceso a los televisores cuando sus
familias tuvieron que desplazarse a otros campos para trabajar. Una docena no
se ha presentado en absoluto. Otros parecen hacer trampa en sus deberes.
“Para realmente empezar una etapa de educación
remota, primero tienes que asegurar que todos tienen acceso a internet”, dijo,
“pero este mal no nos avisó”.
En Perú, los funcionarios desarrollaron
transmisiones educativas por primera vez en la década de 1960; Salvador
Herencia, secretario técnico de Inversión en la Infancia, un grupo de la
sociedad civil, recuerda haber escuchado lecciones en la radio cuando era niño.
Posteriormente trabajó para el sistema nacional de teleeducación, y pasó a
formar parte de una generación de educadores y guionistas que aportaron
contenidos como forma de extender la escolarización a los peruanos pobres.
Pero los programas se agotaron durante las
crisis económicas y políticas de la década de 1980, y el Estado pasó a segundo
plano frente a las empresas en la creación de programas educativos. Ahora Perú,
después de improvisar con programas existentes de México y Argentina al
comienzo de la pandemia, ha reconstruido su propio sistema educativo televisado
desde cero.
El gobierno ha dicho que las lecciones
televisadas seguirán siendo una parte integral de su sistema educativo, y el
primer ministro prometió que la “estrategia llegó para quedarse”.
“Es Back to the future, es retomar algo
que no sabíamos que teníamos que hacer, y que fue interrumpido”, dijo Herencia.
“Fue cortado. Pero esa discusión y esa pasión aún nos queda”.
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